Los elementos necesarios para que un riesgo se materialice son dos: la amenaza y la vulnerabilidad.
Podríamos decir que el riesgo se materializa cuando este, deja de ser incierto y se convierte un hecho real; el momento en que se materializa es cuando el riesgo considerado una vulnerabilidad se une con la amenaza que potencia el riesgo contemplado, dando como resultado unos impactos de carácter negativo.
Las estrategias se deben implementar en la primera fase (antes) del riesgo, puesto que aquí se implementan estrategias de prevención, mitigación, preparación, alerta y alarma, por lo cual se está evitando, contralando y disminuyendo el riesgo que probablemente ocurra a futuro. Cabe resaltar que esta etapa es de vital importancia puesto que con esta se puede moderar las afectaciones a la comunidad y al medio ambiente.
Finalmente, estoy de acuerdo con el Plan Nacional de Gestión del Riesgo, el cual, dice que la inversión realizada en la reducción del riesgo, no debe ser entendido como un gasto, sino como una inversión a largo plazo que se puede realizar en cualquier sector que se encuentre vulnerable a sufrir cualquier tipo de desastres, puesto que con esto se evita tener altos gastos en reconstrucción, en compensación, en rehabilitación, entre otros pagos que se deben generar por no atender o mitigar un riesgo que se había manifestado con anterioridad.