Interrogantes fundamentales sesiones 15, 16 y 17

Interrogantes fundamentales sesiones 15, 16 y 17

de MARIA JOSE ALZATE CAMACHO -
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¿Qué implica elaborar un proyecto de práctica en educación comunitaria para el sujeto maestro y una organización social? 

Una de las principales implicaciones de este proyecto es aprender a trabajar en comunidad, comprendiendo que todo el saber no es poseído por alguien en específico sino que cada sujeto dentro del proceso contiene una serie de conocimientos que son útiles en la medida en que entran en contacto con el saber de los y las otras. De esta manera, como sostiene Viasús (2020):

      El trabajo colectivo es imperativo en los procesos de paz y reconciliación, porque cuando se constituyen proyectos sociales que consideran los valores, las características, las acciones éticas y aquellas problemáticas que son una oportunidad para el cambio, debido a que, la paz es siempre una construcción colectiva que nace de un consenso, de un acuerdo fundacional, pero que se reafirma día a día en acciones y responsabilidades compartidas que deben tomarla una realidad impostergable, concreta y real. (p. 513)

En este mismo sentido, lo comunitario tiene sentido en la medida en que existen unas necesidades comunes y también un horizonte compartido, en la medida en que mi horizonte de vida, mis expectativas y mis búsquedas también se alinean con una comunidad, ya que la transformación solo puede realizarse cuando impacta profundamente tanto a nivel comunitario como individual. 

¿Para qué elaborar un proyecto de práctica de educación comunitaria con una organización social? 

Porque se busca, ante todo, recuperar el saber popular que está íntimamente ligado con el saber ancestral, y este solo se encuentra hablando con las organizaciones sociales y sus integrantes que son inmensamente diversos. El saber popular es, de manera simultánea: Una fuente de información y conocimiento, que les permite a las personas, más allá de sus habilidades lectoras o motrices, desarrollar capacidades de diversa índole para poder vivir y moverse en el mundo; un encuentro dialógico, porque es por medio del diálogo, con los otros, con otros conocimientos o con la academia donde se generan nuevos conocimientos que permiten procesos de enseñanza profundos y reflexivos; y recuperación de experiencias, pues se reconoce al individuo en su complejidad e historicidad, en sus emociones y modos de hacer las cosas, por lo que, esta perspectiva se interesa por conocer a fondo los modos de ser de cada sujeto, antes de juzgar bajo una serie de supuestos. Viasús (2020) sostiene que: 

       Los saberes populares son frutos de los diálogos e intercambios de lo vivido, las experiencias, las posiciones asumidas por los sujetos de cara a la realidad en la viven, aquellas formas en que se explora y conoce el mundo, cómo se apropia y se aprende con él. Son las lecturas que cada sujeto hace de su entorno y aquellas formas en que lo recrean y lo construyen. Los saberes construidos a partir de la realidad de la vida y a lo largo de la experiencia sensible y práctica, son una manera de ser protagonista en la historia, de dar voz a todos sujetos que conforman el tejido social. (Lopes Da Silva, 2011) (p. 520)

¿Cuáles fueron los resultados del trabajo colaborativo que se desarrolló con las comunidades? 

En mi experiencia con El Club de Lectura Montañeros y Montañeras, se pudo dar un diálogo satisfactorio con los niños, niñas y jóvenes que asistieron, así como con los coformadores Juan y Jonathan. Buscamos que estuviese ligado, principalmente, hacia el autorreconocimiento y la comprensión de las emociones, ya que como grupo de trabajo, consideramos que estos son los primeros pasos para lograr formar líderes desde la infancia, sobre todo partiendo de que ellas y ellos viven en unos contextos fuertemente marcados por la violencia. 

¿De qué manera las experiencias de educación comunitaria aportan a la formación docente?

Considero que dentro del proyecto de educación que se busca en la LECS, las prácticas de educación comunitaria son cruciales para la formación docente. En primer lugar, porque brinda una educación integral para los practicantes, donde no solo los conocimientos teóricos se ponen en práctica, sino que tienen que relacionarse con saberes populares, con el trabajo en equipo y con aptitudes socioemocionales que permitan un acercamiento real con la comunidad en aras de realizar un proyecto pedagógico comunitario satisfactoriamente. En segundo lugar, porque abre campos de acción para el o la futura licenciada, evidenciando que el aula de clase no es el único lugar desde donde se puede ejercer, sino que los espacios comunitarios necesitan también de licenciados que busquen transformar en comunidad. En tercer lugar, porque el futuro docente puede verse a sí mismo como un líder social, con la capacidad de convocar a las personas en torno a la búsqueda de nuevas alternativas para vivir mejor. Y en cuarto lugar, porque es un modo de llevar la sabiduría popular a la academia y de llevar a la academia a los barrios, a las calles, a las cárceles, en últimas, a la realidad, y es justamente en esos escenarios donde se reivindica el conocimiento que no es adquirido por medio de la teoría, sino de la experiencia propia y de los antepasados. Como menciona Viasús (2020):

La paz en lo cotidiano, en las relaciones dadas con la comunidad y la Universidad, en los pensamientos y proyecciones educativas del programa. Reconociendo al otro en su quehacer, fortaleciendo el tejido social desde el trabajo y la educación comunitaria a través de las luchas que se daban por la desigualdad, la pobreza y la injusticia social vivida en este sector de la ciudad.
Estos sentidos se pueden ver en las finalidades colectivas, el establecimiento de los horizontes comunes y los modos de asociación que se dio entre los sujetos populares y los sujetos académicos, configurando nuevas relaciones entre las organizaciones sociales y la academia. (p. 518)