1.
La educación comunitaria encuentra su marco teórico en la Pedagogía Comunitaria, que a su vez forma parte de la Pedagogía Social. Este enfoque abarca aspectos educativos relacionados con el desarrollo comunitario y se sitúa en el ámbito de los Servicios Sociales Comunitarios de alcance local. Se entiende como una herramienta esencial para abordar las necesidades sociales, económicas y culturales de las comunidades y fomentar su autodeterminación.
El desarrollo comunitario es entendido como un proceso sistemático y coordinado que responde a las demandas y necesidades de la comunidad. Busca activar su autoconfianza y participación organizada para lograr un desarrollo integral, incluyendo dimensiones económicas, sociales, culturales y educativas. Este contexto se caracteriza por un enfoque dialógico e inclusivo que considera la comunidad como un ecosistema social dinámico, influido por procesos históricos, cambios culturales y las interacciones globales y locales.
2.
Diversos autores han realizado contribuciones significativas al campo de la educación comunitaria y el desarrollo comunitario, incluyendo:
- Ander-Egg (1982): Su análisis destaca los enfoques históricos y conceptuales del desarrollo comunitario, así como experiencias prácticas que han marcado su evolución.
- Kisnerman (1986): Enfocado en los cambios contextuales y las transformaciones socioculturales asociadas al desarrollo comunitario.
- Bueno Abad (1991): Plantea los principios metodológicos para generar acciones comunitarias participativas, vinculando la intervención social con las políticas públicas.
- Caride (1997): Explora la interrelación entre la educación comunitaria y la promoción de la participación ciudadana, proponiendo estrategias innovadoras para la transformación social.
- Nogueiras Mascareñas (1996): Resalta los distintos enfoques y perspectivas del desarrollo comunitario y la importancia de los procesos participativos como eje central de la intervención educativa
3.
Las estrategias pedagógicas de la educación comunitaria están diseñadas para fomentar la participación, la auto-organización y la autogestión en las comunidades. Algunas de las más relevantes incluyen:
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Animación socio-comunitaria:
Es una metodología educativa orientada al desarrollo comunitario que busca dinamizar recursos locales, fomentar el diálogo y crear procesos participativos para la transformación social. Este enfoque se apoya en la teoría y la práctica de la dinámica de grupos, y permite coordinar recursos internos y externos de la comunidad. -
Diagnóstico participativo:
Implica un proceso colaborativo en el que la comunidad identifica y analiza sus problemas, recursos, necesidades e intereses. Este diagnóstico combina técnicas externas (como la observación y el análisis documental) con herramientas participativas (como grupos de discusión, entrevistas y asambleas) para garantizar que las soluciones estén alineadas con las demandas reales de la comunidad. -
Logro de participación:
Establecer canales de información y comunicación permanentes es esencial para fomentar el interés y la implicación activa de la población. Se utilizan actividades culturales, lúdicas y reivindicativas para generar un sentido de pertenencia y compromiso en la comunidad. -
Acción grupal:
Incluye la creación de colectivos que trabajen en torno a problemas o intereses comunes, promoviendo la identidad grupal, la confianza y la cohesión. Este paso busca el fortalecimiento de redes sociales y la capacidad organizativa de la comunidad para asumir su propio desarrollo. -
Evaluación participativa:
En este proceso, todos los actores comunitarios (grupos operativos, líderes locales y agentes externos) participan en el análisis y la valoración de las acciones realizadas. La evaluación no solo mide los resultados, sino que también actúa como un proceso de aprendizaje colectivo que fortalece las capacidades de la comunidad para gestionar futuros proyectos.
Estas estrategias pedagógicas permiten que la comunidad asuma un papel protagonista en su desarrollo, fomentando un aprendizaje autónomo, creativo y liberador, orientado hacia la transformación de su realidad social.